Käthe Kollwitz
Alemania, 1867–1945
Käthe Kollwitz fue una pintora, escultora y grabadora alemana, realista muy comprometida socialmente durante el XIX que abraza el expresionismo a principios del XX. Su obra habla de los problemas sociales, no sólo de su país sino de todo el mundo; y sobre todo de un tema que la obsesionó durante toda su vida: la muerte.
La muerte la visita muy joven: sus hermanos fallecen y solo queda ella preguntándose el porqué de dejarla viva. Viva pero con terribles ataques de ansiedad y una condición psiquiátrica llamada micropsia o síndrome de Alicia en el país de las maravillas, en la que los objetos varían de tamaño ante sus ojos.
Lejos de acabar con ella, provecha todo esto para crear arte. Estudia en Berlín y Munich y conoce a la flor y nata de la cultura alemana de finales del XIX. Por esa época deja de lado la pintura y se interesa más por las artes gráficas. Cada vez más, el grabado será su herramienta de expresión.
Se casa con un médico y tienen hijos. En una segunda visita la Muerte se los arrebata con la Primera Guerra Mundial.
Su arte se vuelve muy comprometido. Ella era pacifista y socialista, algo que el nacionalsocialismo no vería con buenos ojos al llegar al poder.
Por ello es obligada por los abusones nazis a abandonar su puesto como académica y su obra es prohibida. Incluso es arrestada con su marido con la intención de enviarlos a un campo de concentración. El suicidio pasa por sus cabezas, pero consiguen salvarse como huésped del Príncipe Ernesto Enrique de Sajonia en el Castillo de Moritzburg. Murió unos días antes del final de la Segunda Guerra Mundial.
Su obra es variada: esculturas, dibujos e incluso escritos. Sin embargo son sus expresivos grabados de denuncia los que mejor representan a esta extraordinaria artista.