Man Ray
Estados Unidos, 1890–1976
Emmanuel Radnitzky, o Man Ray, fue un americano en París. Un dadaísta y surrealista que nunca militó en ninguno de los movimientos pero siempre se mantuvo a la vanguardia de todos ellos.
Si en aquellos años todavía se planteaba si la fotografía era arte, Man Ray lo dejó claro: Pionero en la fotografía abstracta (rayogramas, fotos en las que no es necesaria la cámara; solarizaciones, negativos expuestos a la luz…), también cultivó la pintura, la escultura y el cine. De hecho, su primera cámara fue para reproducir sus obras plásticas.
Pero para vivir se dedica a la fotografía. Sus retratos son muy apreciados y la sociedad parisina quiere ser plasmada por su particular ojo. Junto a los dadaístas Duchamp y Picabia creó el Dadá neoyorkino. El carácter autodestructivo del movimiento hizo que pronto se aliara con el surrealismo, donde pudo plasmar sus obras de mujeres fatales, sus desnudos y sus juegos de dobles lecturas (mujeres violín, lágrimas diamante…).
Detrás de cada imagen hay una idea, y en ese sentido Man Ray también trabajó el arte conceptual. En realidad, nunca dejó de ser un dadaísta… Le gustaba lo irracional y lo incongruente, lo absurdo. Buscaba el escándalo, y para ello sabía que no hay nada como una buena dosis de erotismo…
Su epitafio en el cementerio de Montparnasse en su querido París reza: «Despreocupado pero no indiferente»