Maruja Mallo
España, 1902–1995
Maruja Mallo (en realidad Ana María Gómez González) fue una de las principales artistas de la Generación del 27 española y una importantísima creadora que viajó por todo el mundo y se codeó de tú a tú con los grandes de su tiempo.
Nacida en Viveiro (Lugo) se trasladó a Madrid y comenzó a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde entabló una gran amistad con Salvador Dalí, pero acabará abandonando la academia por su encorsetado sistema. Maruja Mallo era ante todo libre.
Ya respetada como un miembro más de la Generación del 27, vivió noches de juerga y poesía surrealista con Dalí, Lorca o Alberti (con el que vivió un romance). Buñuel por el contrario, no la soportaba, quizás por la defensa de Maruja del amor libre y la igualdad entre géneros. Ortega le cedió las instalaciones de su Revista de Occidente para la primera exposición en Madrid de Mallo.
También formó parte de las «sin sombrero», las jóvenes intelectuales que escandalizaron a la mojigata sociedad por atreverse a salir a la calle sin esa prenda. (¡Oh, Dios mío! ¡Qué escándalo…!).
Libre hasta las cachas, durmió siempre con quien quiso y como quiso. De igual a igual y sin dependencias ni dramas. Aunque parecía tener predilección por los poetas: Pablo Neruda y Miguel Hernández fueron algunas de sus conquistas.
Otros como Éluard, Warhol o Breton, la admiraron profundamente. Vivió en París y Nueva York tras estallar la guerra civil en su país.
Como artista cultivó un surrealismo muy especial. Su estilo pasó por dos etapas diferenciadas, una colorista en los años 20 con temáticas mágicas, cosmopolitas y optimistas; y otra sombría y apagada en los 30, más caótica y desequilibrada. También experimentó en esta etapa técnicamente incorporando al lienzo materiales orgánicos (ceniza, cal…).
Después Mallo va recuperando el equilibrio y la armonía, demostrando una gran pericia en la pintura figurativa y recogiendo objetos y caracolas del mar.
Vuelve a su país en los años 60 tras un cuarto de siglo de exilio.