Romaine Brooks
Estados Unidos, 1874–1970
Beatrice Romaine Goddard, conocida como Romaine Brooks, fue una americana que se fue a París y después a Capri a vivir y trabajar. Ahí se labró una carrera a contracorriente, como su vida. En plena época cubista y fauvista, Brooks optó por ser «clásica» a la manera de James Whistler. Si todo el mundo abusaba de colores saturados, la paleta de Brooks era gris y austera.
Goddard nació en Roma, en una familia estadounidense de mucha pasta. Su abuelo había sido un magnate del carbón y a la niña nunca le faltó de nada… menos amor y estabilidad mental. Sabido es que los ricos también lloran, y las familias de más pasta suelen estar como putas cabras.
Tras el divorcio de sus padres, Beatrice Romaine Goddard fue criada en Nueva York por una madre inestable que abusó de ella emocionalmente mientras adoraba a su hermano enfermo mental. Entre colegios de monjas, abandonos y abusos, Goddard pasó una infancia horrorosa, así que con 19 años se fue a París para estudiar arte, después a Roma y finalmente a un estudio en la zona más pobre de Capri. Porque su familia era millonaria, pero ella no. De hecho, no en pocas ocasiones estuvo al borde de la inanición
Pero al morir su madre, pudo heredar una suculenta fortuna y ahí sí se pudo dedicar al arte al 100%.
A pesar de ser lesbiana, Goddard se casó con su amigo John Ellingham Brooks adquiriendo así la nacionalidad británica. Él también era homosexual y nunca se supo el porqué del matrimonio. Lo que sí se sabe es que no duró demasiado, y que ahí Goddard pasaría a llamarse Brooks.
Por alguna razón a Romaine Brooks le gustaba el color gris y casi todas sus pinturas se enmarcan en un esquema de color gris con algunos pequeños tonos de color. Se especializó en el retrato. Se codeó con la crème de la crème parisina, y entabló amistad con gentes como Gabriele D’Annunzio y algo más que amistad con Ida Rubinstein.
Al final, entre rolletes y éxitos artísticos, dejando retratos de muchísima gente famosa y no tan famosa (todos en su característico gris) Brooks se asentó en un extraño ménage à trois con Natalie Clifford Barney y Lily de Gramont. Las tres vivirían felices y comerían perdices para siempre.