Vicente López
España, 1772–1850
El pintor de cámara de Fernando VII, uno de los reyes más hijoputas que tuvo España, fue el valenciano Vicente López Portaña.
Fue coetáneo de Goya (de hecho lo llegó a pintar ya muy anciano), aunque Vicente era de otra generación quizás más joven y también más conservadora. López fue una especie de niño prodigio desde que empezó a estudiar en 1789 y llegó, con premios y becas, a Madrid.
En Madrid gana premios como un loco y va, poco a poco, ascendiendo en rango, éxito e importancia hasta llegar al mismísimo rey. ¿Era Vicente un trepa? No estamos diciendo eso. Aunque tampoco lo contrario.
Era bueno, eso hay que decirlo. Seguidor de los viejos Bayeu, Maella y Mengs, y seguramente de Goya, claro, aunque quizás le parecía demasiado subversivo. López era académico, clásico y realista. Era un dibujante excepcional y un retratista extremadamente hábil. Quizás un poco acartonado, pero sin duda mucho mejor que el que escribe esto y seguramente que el que lo lee.
Al Madrid de principios del XIX López le debió gustar, porque se convirtió en el pintor de moda entre la jet set madrileña. A Fernando VII le encantaba.
Harto de ese maldito Goya, el rey decidió destituirlo como pintor oficial de cámara a favor de Vicente López. Y ahí se quedaría en el puesto con su hija Isabel II.