Adoración de los pastores
Negras Navidades.
Tras su fuga de la cárcel de Malta, durante una corta estancia en Messina, Caravaggio recibió del senado de esta ciudad la tarea de realizar un retablo para el altar mayor de la iglesia de Santa Maria della Concezione. El salario eran mil coronas, el caché más alto de toda su carrera. Porque Caravaggio era una estrella. Prófugo, maldito, problemático… pero una estrella.
Aunque justo un año después estaría muerto.
Para el proyecto Caravaggio pensó en algo poco novedoso: una Natividad. Pero conociendo al genio, sus innovaciones no eran el qué, sino el cómo. Su Navidad sería oscura, cruda, pobre y humilde, como seguramente fue la real.
Esta Natività Povera sería muy inspiradora para futuros artistas. Una Sagrada Familia entre las más oscuras penumbras dentro de un establo. María, agotada por el viaje y el parto, está tirada en el suelo sosteniendo al bebé. Nunca antes la Virgen fue mostrada tan somnolienta y desaliñada. Es simplemente una madre adolescente pobre, como tantas en Nápoles.
Frente a ellos están San José y tres pastores. Nada hay sagrado en la escena (salvo quizás unos tenues halos). Sólo puro realismo barroco.
Al fondo, como no, la mula y el buey más realistas hasta entonces pintados en la Historia del Arte.