Aleluya
Villancico visual.
Thomas Cooper Gotch pinta este villancico visual tomado del Salmo 47 de la Biblia (arriba vemos la letra en latín). Para llevarlo a cabo, Gotch se inspiró en el arte del que se empapó en su estancia en Italia, con claras referencias a los primeros retablos cristianos
En Aleluya vemos a un grupo de niñas —que son casi un coro de querubines modernos— que entona sus alabanzas a Dios. Gotch las pinta con un amplio abanico de colores, quizás como una forma de universalizar la escena, pero lo cierto es que todas son pálidas a mas no poder… y absolutamente británicas.
En sus primeros años, Thomas Gotch era un paisajista: pintaba au plein air, sin duda influido por sus años de juventud en París, pero tras una trascendental visita en 1891 a Florencia, el pintor adopta un estilo que podríamos calificar de prerrafaelita (hay quien ve a TC Gotch como el último de los prerrafaelitas), con una paleta más colorida, una temática más alegórica, una actitud más romántica… Se olvida (al menos temporalmente) de sus paisajes realistas y empieza a usar patrones decorativos propios del Quattrocento, como esa perfecta simetría. Quizás es por ello que esta pintura tiene ese aire tan enigmático.
Y los colores cálidos que utiliza Gotch son perfectos para ilustrar una noche de paz como es la nochebuena.