Navidad en el burdel
Ya es navidad en los burdeles noruegos.
Las mujeres del burdel ya han adornado el árbol de Navidad y se han puesto sus mejores galas. Ahora están sentadas fumando y leyendo, quizás a esperar que aparezcan clientes. Al parecer uno de ellos está durmiendo en una mesa, quizás el propio artista.
No son unas navidades perfectas, pero es navidad y eso ablanda el corazón de la mayoría de la gente, por muy aterrador que sea su trabajo.
Pocos artistas pueden resultar menos navideños que el deprimido y deprimente Munch, pero aquí plasmó unas fiestas en las que se sentía un poco bajo de moral: su carrera estaba pasando por algunos altibajos, sufría de su típica ansiedad, y esto le hizo volver a darse a la bebida, y por supuesto a una de sus mayores aficiones por la que era conocido en toda Noruega: la prostitución.
Sólo alguna visita a un burdel de Lübeck parecía animar al artista. Y decidió plasmar una navidad en este sórdido lugar, en el que pasó las Navidades de 1904.
Por suerte, a finales del siglo XIX, la prostitución se convirtió en un tema moderno y digno de ser pintado y Munch la utilizó como tema principal en buena parte de su producción artística.