El asesino
Peligro: un asesino con el rostro tapado camina hacia nosotros.
Estamos ante una de las imágenes más inquietantes de Munch, que ya es decir.
El artista acababa de pasar un tiempo en un sanatorio debido a sus crisis nerviosas (y su pequeño problema con el alcohol) y en 1910 estaba otra vez en forma para plasmar sus obsesiones en un lienzo.
En este óleo, un siniestro personaje se dirige hacia nosotros con no muy buenas intenciones. Sus rasgos faciales están totalmente borrados por una masa verdosa y esto amplifica el carácter amenazador de la figura.
No se conoce la fuente de inspiración de este cuadro. Quizás el artista leyó un suceso en algún periódico noruego, o quizás quiso simbolizar alguna amenaza inminente. Sea como fuere, Munch representa a la perfección el peligro y el miedo, uno de esos sentimientos primitivos que habitan en nuestro cerebro.
Técnicamente, la pintura es tan rápida y descuidada como lo podría ser el crimen. Y es que a veces las pinturas de Munch muestran esa enorme audacia, transmitiendo tanto con tan poco.
Terror, ansiedad, peligro… esos eran los temas que le inspiraban al artista. Munch era extremadamente bueno en plasmar lo desagradable, el lado oscuro del ser humano, y eso volvió locos a los jóvenes alemanes de la época, que se basarían en su obra para poner en marcha el expresionismo.
A lo mejor esta obra fue también un punto de partida para el género cinematográfico del slasher, en el que un asesino enmascarado mata jóvenes promiscuos sin saber muy bien sus motivos.