Navidad Mística
Ya es Navidad en el quattrocento.
Botticelli debió pintar esta inusual Natività mistica para «consumo propio», pues la obra se aleja de toda representación tradicional del nacimiento de Cristo.
Curiosamente, el gran renacentista abandona la perspectiva y el realismo, propios del quattrocento y vuelve a la iconografía arcaizante de los primitivos, como harían después los románticos o los simbolistas.
Hay tiempos en el arte donde lo arcaico expresa mejor lo que es más complejo.
Aquí por ejemplo hay figuras de varios tamaños (la típica jerarquía de la edad media), y se pinta a la virgen gigantesca. También esas actitudes forzadas y poco naturales en San José y los pastores son propias de la pintura medieval.
Mientras las figuras se abrazan de forma casi violenta, pequeños demonios se dispersan por agujeros en el suelo, y arriba, ángeles bailan bajo un dorado que sólo pueden ser las puertas del cielo.
El cuadro supura pathos, casi dolor… Más que una celebración parece una escena apocalíptica donde se roza el delirio lisérgico. A esto contribuye la inscripción superior en griego:
Este cuadro de finales del año 1500, durante las turbulencias de Italia, yo, Alessandro, lo pinté en el tiempo medio después del tiempo, según el XI de san Juan en el segundo dolor del Apocalipsis, en la liberación de los tres años y medio del Diablo; después será encadenado en el XII y lo veremos [precipitado] como en el presente cuadro.
Podríamos interpretar esto iconológicamente como un ejemplo del milenarismo del año 1500, «el tiempo medio después del tiempo»(medio milenio (500 años) después de un milenio (1000 años)=1500), una época convulsa en lo político, donde proliferaron las sectas en las que se creía en la Segunda Llegada de Jesucristo, profetizada por la Revelación.