Au Moulin de la Galette. Madeleine
Madeleine Boisguillaime era asidua del local tras una dura jornada de trabajo.
El tugurio Moulin de la Galette en Montmartre era un segundo hogar para el pintor Ramón Casas cuando este estaba en París.
El típico local bohemio en el que la gente (mayoritariamente artistas) se emborrachaba, bailaba y, a ser posible, conocía gente para pasar la noche.
Madeleine Boisguillaime era una de las clientes asiduas del local, una lavandera que probablemente iba a tomar algo tras una dura jornada de trabajo.
En esa época, una mujer sola en un bar, fumando un puro y bebiendo no estaba muy bien visto, pero Casas, lejos de juzgarla, la convierte en el tema de su cuadro y la pinta de forma muy realista y evocadora… despeinada, cansada y con una mirada que transmite de todo.
El pintor aprovecha también para reflejar el ambiente del local en el espejo con una técnica impresionista, transmitiendo muy bien la atmósfera.