Ramón Casas y Pere Romeu en automóvil
A toda hostia por la carretera.
Ramón Casas ya había realizado un cuadro con su colega en tándem en 1897 para decorar el tugurio donde se juntaba la flor y nata del modernismo catalán, «Els Quatre Gats», un lugar donde, entre otros eventos, Picasso organizó su primera exposición y que era propiedad de Pere Romeu, el copiloto que vemos en la imagen.
Cuatro años después el pintor modernista actualizó la escena con estos dos montados en un coche, sin duda un vehículo más propio del siglo XX, vestidos ambos como verdaderos bohemios y acompañados de Ziem, el perro del pintor, un Fox Terrier que aparece en unas cuantas de sus obras.
El cuadro sigue estéticamente los postulados de su hermano mayor: esquematismo, silueteado, tintas planas, sentido del humor y un lenguaje publicitario que se anticipa unas cuantas décadas al pop art.
Pero frente al apacible paseo en tandem de su antepasado, Casas consigue aquí transmitir una mayor sensación de velocidad mediante la eliminación de los radios de las ruedas o con las hojas de los árboles en movimiento, y así da rienda suelta a su nueva y moderna pasión: el automovilismo.
A la derecha se ve un pequeño fragmento de un carro a caballos, que pronto sería sustituido por el vehículo a motor.