Baco enfermo
Un posible autorretrato del artista.
Una de las primeras obras del controvertido artista, que pintó una vez instalado en Roma. A simple vista puede parecer un cuadro sencillo, sin mucho que esconder. Pero no es así.
Caravaggio representa a Baco, el antiguo dios del vino, las orgías místicas (del vicio, para resumir). Pero es un Baco extraño: joven, sin barba (habitual en las representaciones de ciertos dioses), y con muy mal aspecto. Sostiene un racimo de uvas blancas en la mano derecha, mientras que su otra mano, apenas visible entre las sombras, parece aplastar algunas de esas uvas. El dios se inclina parcialmente sobre una mesa de piedra que contiene dos melocotones maduros y uvas negras, junto con unas hojas de parra que van a caer en cualquier momento.
Centrándonos en su rostro, es donde se evidencia más su enfermedad: palidez extrema, labios sin color alguno y una mirada extraña, mezcla de burla y frialdad. No conecta con el espectador como en otros de sus cuadros, es una mirada distante.
Son muchas las teorías que giran alrededor de esta obra, recogidas por historiadores de la época de Caravaggio o estudiosos actuales:
Cuando el artista llega a Roma, sus comienzos son duros, se encuentra sumido en la pobreza. Un biógrafo, Giovanni Pietro Bellori, lo describe como bisognoso et ignudo (necesitado y desnudo). Es cuando lo acoge en su casa Pandolfo Pucci, un sacerdote de la Basílica de San Pedro. El problema era que Pucci no valoraba lo suficiente a Caravaggio, y todo lo que le hacía pintar eran copias de pinturas religiosas, obras poco destacables. Además, era terriblemente tacaño, y servía una dieta escasa y repetitiva (Caravaggio llegó a bautizarlo como Monsignore insalata). No pudo aguantar mucho tiempo esas condiciones, por lo que acabó dejando la casa del sacerdote. Enfermó terriblemente poco después y acabó en el Hospital de la Consolazione hasta su mejoría.
Se cree que el rostro de Baco es el suyo propio, estando tan enfermo. Por lo tanto podría tratarse fácilmente de un autorretrato.
Tal vez escogiera al dios Baco por sus cualidades, se sintiera representado: la noche, las juergas, la locura, la anarquía… todo esto podemos encontrar en la vida del artista. Es más bien una imagen pagana, al tratarse de este dios.
Está enfermo, pero ese es Caravaggio, mezclándose con el dios, fundiéndose en un solo ser. Baco le da fuerzas para seguir adelante, un acto de rebeldía por parte del artista al crear una obra tan atípica. ¿Y si la palidez de su cuerpo no fuera debido a una enfermedad, y si fuera sólo la luz? Si en la escena es de noche, el reflejo de la luna explicaría esa blancura en su piel.
Otros prefieren asociar a Baco como si en realidad fuera Jesucristo, las uvas harían alusión al vino que bebió en la última cena y la corona de hiedra en sus cabellos representaría la pasión de Cristo, y la cruz.