Baño en Asnières
Menudo puntazo!
«La vida en París está llena de sujetos poéticos y maravillosos: lo maravilloso se abraza y se baña en la atmósfera que lo circunda».
Charles Baudelaire
Primer cuadro grande (en tamaño) de un joven Seurat que apuesta definitivamente por el puntillismo, corriente de su invención.
En 1884 Seurat intentó colar esta obra en el Salón de París, pero lógicamente fue rechazado. ¡Un cuadro pintado con puntos! ¿Estaba loco este tío o qué? Pero a Seurat esta obra le había costado sangre, sudor y lágrimas y le jodía de verdad que supuestos expertos en arte no valoraran al menos el esfuerzo.
Es por ello que Seurat decidió montar su propio Salón, el Salón de los Independientes, con el lema «Sin jurado ni premios» (Sans jury ni récompense). Desde ese mismo año, esta institución se convirtió en el principal impulsor de las tendencias artísticas hasta mediados del XX.
Baño en Asnières es el ejemplo perfecto de ese primer arte presentado en el nuevo Salón: moderno, polémico, rechazado y ridiculizado, pero en unos años tendencia. Pura contracultura.
Como temática Seurat sigue a lo suyo: el ocio de los parisinos. Asnières era un área recreativa donde la gente podía bañarse los domingos en las hoy putrefactas aguas del Sena. Pese a lo científico de su propuesta, Seurat consigue transmitir el calor del verano en una ciudad (con su polución al fondo incluida), aunque según algunos, las figuras no acaban de tener «vida» ni «alma». No es mi caso: yo aquí veo vida. Un poco rara, eso sí. Están todos un poco cerca unos de otros y hay como una extraña luz y una curiosa neblina. En festivales con atmósferas más raras hemos estado algún verano.