Blue Night
Una cosa siempre está presente en los cuadros de Hopper: el silencio.
… O como prefería el propio artista: «Soir Bleu»… Todo artista americano de la época, realizó un viaje iniciático a París…
Hopper siempre está haciendo referencia al tiempo en sus títulos, quizás para marcar más la soledad, el silencio, la vigilia de los noctámbulos como él.
Una tarde en un café. Una terraza llena de figuras que no hablan. De todos los personajes, el que salta a nuestros ojos es ese payaso, el centro de la composición; y una prostituta de pie, casi igual de maquillada.
Todo en una composición bastante inusual para la época (y por la que fue muy criticado) que lo encadena con Degas y otros impresionistas.
Lo cierto es que entre las ambiciones de Hopper no estaba la de estar a la vanguardia del arte. Y en aquellos tiempos, al ser artista en París era casi una obligación abrazar una de las vanguardias.
Hopper prefirió ser un realista, un nuevo realista… y prácticamente se quedó sólo. Por eso hay quien ve en esta «Blue Night» un autorretrato. Hopper es un payaso sentado con su amigo Van Gogh, pero sin hablar… No se vaya a estropear la magia…