Bodegón de naranjas
Vitaminas artísticas.
El pintor onubense será todo un especialista en esto de representar un paisaje como referencia para expresar sus sentimientos, así como también empleará este género como una buena forma para referenciar las imágenes típicas de su tierra. En este caso lo lleva a cabo con un bodegón, un género que siempre se ha considerado un «menor» en lo que se podría llamar el «encasillamiento» artístico.
Pero, en este caso, Romero Barros convierte este género menor en la mayor obra maestra que se puede ver de este tipo. El cuadro que nos presenta es una oda al naturalismo y a algo tan típico de Andalucía como las naranjas, en todas sus fases de vida: desde la flor de azahar hasta la fruta madura colgando del árbol que luego se sirve en mesa, tanto la pieza como al vaso de zumo no le faltan detalle.
La técnica depurada del artista destaca en la representación de detalles como las naranjas que aparecen en la mesa, cortadas y despedazadas para poder incidir en el albedo (lo blanquito de la naranja), la imagen podría decirse que es prácticamente una representación científica que se torna arte.
La luz que incide sobre el bodegón es clara, fresca, recalcando los colores que llenan ese bodegón acompañado del ramo de flores, es un cuadro que emana felicidad, o «buenas vibras» que dirían los millenials y J Balvin.
Cualquier representación que se vea de esta obra no le hará justicia a la experiencia estética de ver esta pintura en vivo y apreciar los elementos que la componen, la luz, el empleo del color y las sensaciones que genera.
Os animo a que, cuando se pueda, vengáis a Córdoba a verla.