Bonaparte cruzando los Alpes
…y cruzando al Realismo (no le favorecerá).
¿Dónde ha quedado el Napoleón heroico, con su imponente caballo, uniforme brillante y actitud decidida? Con la llegada del Realismo, vemos por fin una pintura de Napoleón que se acerca a la cruda realidad, sin idealización que valga.
Napoleón cruza los Alpes seguido de su ejército, pero en condiciones reales, sin heroicidad. En lugar de un caballo, va sobre una mula, y no lleva su uniforme inmaculado, va vestido con ropas más humildes, adecuadas para las frías temperaturas del lugar, y aún así seguro que pasaría frío (por lo que imaginaos cruzar los Alpes con su uniforme únicamente…un buen catarro es lo mínimo que podría conseguir en el viajecito).
Delaroche se inspiró en toda la serie que hizo Jacques-Louis David sobre Bonaparte, pero cambia en gran medida de estilo: el Realismo ha llegado para quedarse.
Si nos fijamos en la expresión de Napoleón, es probablemente el rasgo que más diferencia al de Delaroche respecto a David: aquí aparece alicaído, no tiene madera de líder, no hay autodeterminación. Vemos cansancio, desesperanza…su agotamiento es latente después de un viaje tan largo, empinado y en el que están pasando tanto frío.
Nada que ver con el de David: exuberante, seguro de sí mismo, líder, heroico…la cara A y la cara B.
A la izquierda de la mula aparece el guía: Pierre Nicholas Dorsaz. Él no tiene tanta suerte, y no podrá ir montado a lomos de un animal. Avanza con dificultad en el terreno irregular, aguantándose con su bastón y con una vestimenta mucho más adecuada para semejante clima, aunque con su cara enrojecida por el frío.
En definitiva, esta versión de Delaroche no recibió las mejores críticas pese a la calidad de la pintura, se reprochó en gran medida la caracterización de Napoleón, que pese a ser patética, es la más cercana a las verdaderas circunstancias de lo acontecido.