Violín y Paleta
Braque y Picasso crean el movimiento cubista basándose en el cuestionamiento de la realidad propuesto por gentes de otras "artes" como Einstein o Freud.
Cuando Braque presentó algunos de sus cuadros en el Salón de Otoño de 1908, el comité de selección los rechazó y después se burló de semejantes monstruosidades. Matisse, miembro del jurado dijo que “Braque había presentado arte hecho de cubitos”.
Había nacido el cubismo, nombre que quizás complica más la comprensión de un movimiento ya de por sí complicado.
En realidad no hay cubos. Más bien lo contrario. El cubismo consiste reconocer la naturaleza bidimensional del lienzo y no recrear la tridimensionalidad (cosa que precisamente pretende el cubo).
Para mirar un cubo, hace falta un sólo punto de vista, y lo que querían artistas como Braque o Picasso, inspirados por Cezanne, es mirar un objeto desde todos los puntos de vista posibles. Para entendernos, es como desmontar una caja de cartón y dejarla completamente abierta en una superficie plana, mostrando todo a la vez, y entrelazado.
Por eso el cubismo (sobre todo en su modalidad analítica, como es el caso) tiene unos colores tan sobrios: si llega a ser de varios colores brillantes (lo que después se llamó orfismo) la cosa no se unificaría y daría como resultado un caos indescifrable.
En “Violín y paleta” Braque utiliza ocres y verdes, y el violín, por ejemplo, se ve por tanto desde varios puntos diferentes: desde arriba, desde abajo, y todo a la vez y las transiciones entre planos se hacen mediante variaciones subtonales hacia el oscuro.
¿Raro, eh…? Pues imagináoslo en 1909…