Georges Braque
Francia, 1882–1963
Braque fue, junto a Juan Gris y Picasso, uno de los representantes clásicos del cubismo. Antes fue pintor de brocha gorda, como su padre, y miembro del fauvismo, que lo fascinó por su modernidad, pero fue conocer la pintura de Cezanne, y sobre todo la carismática figura de Pablo Picasso lo que hizo cambiar definitivamente su estilo. Entre Picasso y Braque consiguieron que el cubismo se asentara como una de las vanguardias más sólidas y evolucionara hacia otros caminos.
A diferencia de Picasso, al que le gustaba representar la figura humana, Braque prefirió las naturalezas muertas para sus pinturas. Pasó por las dos etapas del cubismo, que hoy en día son ya como la biblia para la historia del arte: el cubismo analítico, con la realidad descompuesta en facetas hasta el punto de ser irreconocible e ignorando el cromatismo pues lo interesante era captar los diferentes puntos de vista y la geometrización; y el cubismo sintético, donde introdujo novedades revolucionarias como el empleo del collage o la incorporación de caligrafías y números.
El Collage cubista de Braque incluía recortes de periódicos y revistas, etiquetas de licores, paquetes de cigarrillos, papeles coloreados y todo tipo de objetos encontrados que el pintor fue incorporando al lienzo como un pigmento más. Su amigo Picasso, fascinado por el hallazgo, se permitió imitar y mejorar esta técnica, hasta el punto que muchos lo consideran a él el inventor del collage.
Braque sería llamado a filas en la I Guerra Mundial y en 1915 le hirieron de gravedad. Tres años de parón artístico en los que fue abandonando paulatinamente la geometría, pero continuó con sus naturalezas muertas, acompañadas de algún que otro paisaje. Por mucho que Picasso influyera en él, Cezanne nunca dejó de ser su obsesión y modelo absoluto.
En 1961, se convierte en el primer pintor vivo cuya obra se exhibió en el Louvre, ganándole por fin a algo a Picasso.