
Bosque de hayas
Alfombra de hojas en laberinto de árboles.
Aunque era experto en la figura humana, Gustav Klimt también pintó algún que otro paisaje inspirado por sus paseos por los bosques de Litzlberg, donde veraneaba. En medio de un claro, Klimt sacaba sus herramientas y ahí mismo pintó unos cuantos cuadros de bosques de hayas más o menos con este estilo.
Pincelada a pincelada, iba llenando el lienzo hasta construir como por arte de magia una alfombra de hojas secas caídas en el suelo. Pequeños toques de color, como los mosaicos bizantinos que tanto le inspiraron, o como hacía algunos impresionistas, cuyos nombres más destacados habían estado en una exitosa exposición en Viena ese mismo año. A partir de ahí, Klimt pintaría con este estilo puntillista y en formato cuadrado.
Como vemos, a Klimt no le preocupan las copas de los árboles. De esta manera es como si nosotros, espectadores, nos situáramos visualmente en medio del bosque, viendo lo que el artista veía en sus paseos.
Sí que nos deja ver un poco de cielo, quizás para crear un poco de profundidad y que no sintamos claustrofobia. Esa luz al final de este bosque de hayas es uno de los pocos puntos de referencia para salir, si así lo deseamos, de ese laberinto de árboles.
Gustav Klimt