Peces dorados
Acusado de pornógrafo, Klimt llamó en principio a este cuadro "A mis críticos".
Klimt fue muy criticado por sus delirantes obras para la Universidad de Viena (y acusado de pornógrafo), pero a la gente más in les volvía loco su erotismo decorativo.
Viena era «el laboratorio del apocalipsis», un florecimiento tardío, el último tumulto creativo antes de su decadencia final. Fue de este laboratorio, que el arte de Klimt emergió y logró unir lo tradicional y lo moderno, el mundo que terminaba con el que iba a surgir…
Guilles Néret
El pintor reaccionaría a la mojigatería victoriana con este cuadro al que llamaría en un principio «A mis críticos», pero más tarde lo cambió por «Peces dorados», como otras muchas de sus obras vinculadas a escenas acuáticas («Agua en movimiento», «Ondinas»…).
Una vez más, Klimt retrata a una pelirroja desnuda, todo lo contrario a la aburrida e insulsa mujer victoriana. Esa mujer fatal tan del gusto simbolista que aquí representa a una ninfa acuática (náyade).
Esta gira la cabeza sonriendo sensualmente mientras nos enseña sin pudor su culo. Sobre ella hay otros dos cuerpos femeninos, también de largos cabellos, que permitían llenar la composición de esa líneas curvas propias del Art Nouveau.
Por supuesto, en la obra de Klimt no puede faltar el dorado, que salpica decorativamente todo el cuadro.