Canicas IX
Las canicas
Las canicas, ya sean de mármol o de vidrio, constituyen otro de los motivos de Bell junto a los ya conocidos juguetes antiguos, máquinas de pinball, muñecos clásicos, máquinas expendedoras de chicles y demás.
Este cuadro, al igual que otros de la serie Marbles, posee una fuerza de atracción que inevitablemente nos evoca recuerdos de la infancia.
Colocadas con suma precisión sobre superficies reflectantes y contra la oscuridad del fondo para acentuar las formas de las curvaturas y los colores que dominan en los remolinos interiores, el cuidado con el que preparaba los arreglos correspondientes antes de tomar las fotos en las que se basaría para crear sus obras era absoluto. Una ardua tarea bajo el calor de los focos, situando con verdadero detalle las canicas y creando diferentes posibilidades resultado de esa iluminación de estudio en la composición. Perspectivas en primer plano y diferentes ángulos para capturar las superficies iridiscentes y hasta el más mínimo detalle como las burbujas de aire en alguna de las canicas.
El gran formato de la obra atrae nuestra atención y el modo en que pinta los reflejos, con una acentuada devoción, hace que nuestra vista se dirija a esos minuciosos detalles tan especiales, de una maestría técnica admirable, y se recree en la refracción de la luz al entrar en contacto con el vidrio. Una combinación perfecta de luz, color y reflejos en la dimensión del fotorrealismo.