
Castigo de Marsias
La belleza de la tortura.
Obra crepuscular de Tiziano, que estaba ya a las puertas de la muerte. Incluso hay quien dice que es una pintura inacabada, cosa extraña, porque está firmada.
Sea como sea, Tiziano debía vivir un momento oscuro, porque no escatima en violencia y crueldad para representar el momento donde el sátiro Marsias es desollado vivo por ponerse demasiado chulo con Apolo en cuanto a quién era mejor músico. Marsias, mitad músico, mitad cabra, tocaba muy bien la flauta doble, pero Apolo era directamente el dios de la música, así que el sátiro perdió el concurso musical en el que había desafiado al dios.
El problema aquí es eso llamado hybris, que es la arrogancia, la insolencia, la chulería, aunque quizás fue castigada excesivamente.
Tiziano abarrota el cuadro de gente, que torturan al sátiro cabeza abajo. Algunos le quitan la piel —y un perro hasta se la come—, otros se burlan u observan. Uno toca una canción. Quizás la que ganó el concurso.
A juzgar por alguna de las pinceladas, parece que el maierista pinta directamente con los dedos. Hasta ese punto controlaba el color Tiziano, que convierte una escena absolutamente atroz en algo hermoso por obra y gracia de la pintura.