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Chupa Chups
Ups!
En 1959 Enric Bernat, tras ver a los niños siempre con las manos asquerosamente pegajosas de sacarse los caramelos de la boca, inventó algo revolucionario: un palo dentro del caramelo. Un complemento higiénico, barato, sencillo y cómodo que marcaría un antes y después en el universo de las golosinas. A su nuevo caramelo lo llamó «Chups». Más tarde, gracias a una cuña de un anuncio en la radio se añadiría el definitivo «Chupa Chups».
El resultado fue un éxito inmediato y fulgurante para la marca, una genialidad empresarial que se expandió a nivel global y que hizo a Bernat pensar en darle una vuelta más de tuerca al producto a nivel visual.
Diez años después de inventar el Chupa Chups, el jefe de la marca se fue a Cadaqués para encargarle a Salvador Dalí un logo decente para un producto ya internacional. No sabemos cuánto cobró el artista (conociendo a «Avida Dollars», seguramente una cifra tan surrealista como lo era el propio pintor), pero si sabemos que en menos de una hora, Dalí entregó esta mítica margarita amarilla.
Dalí no sólo pensó en anuncios y carteles. La idea era incorporar el logo al envoltorio en sí, y desde luego acertó.
Un diseño esponjoso que dura hasta nuestros días (con algún retoque ochentero), tan sencillo y reconocible que es ya un icono patrimonio de la cultura pop.