Un perro andaluz
“Un perro andaluz” se hizo con 25.000 pesetas que les prestó la madre de Buñuel.
En Un perro andaluz (Un chien andalou) no aparece ningún perro ni ningún andaluz. Se cree que el título es un «homenaje» surrealista a Federico García Lorca, que ya estaba enemistado con los directores. El poeta desde luego se dio por aludido.
Buñuel tenía 29 años (fue su primera peli) y Dalí 25. Ambos decidieron hacer un cine experimental, surgido lo más directamente posible del subconsciente. Buñuel declaró: «Escribimos el guión en menos de una semana, siguiendo una regla muy simple: no aceptar idea ni imagen que pudiera dar lugar a una explicación racional, psicológica o cultural».
Efectivamente, todo en la película escapa de la lógica. El guión, escrito en seis días, plasmaba las primeras imágenes que les venían a la mente a los dos jóvenes, entre ellas la famosa navaja en el ojo (que nadie se asuste… en realidad era el ojo de una vaca comprado en una carnicería).
Imaginad el desconcierto de la gente cuando vio la película en el estreno. No sólo por la escenita de la navaja…. Sexo, violencia y sacrilegios están en casi todos los fotogramas: Burros putrefactos (una posible alusión a «Platero y yo», que ambos artistas odiaban), manos con hormigas (referente en la obra de Dalí), obispos arrastrados…
Por si acaso, en el estreno, Buñuel se quedó tras el escenario armado con piedras, oliéndose un linchamiento.
El caso es que Un perro andaluz se convirtió en una indiscutible película de culto que marcó a miles de cineastas y otros artistas posteriores, desde Magritte o Man Ray a David Lynch o los Pixies.