Los elefantes
Estos elefantes caminan con sus piernas largas, delgadas y frágiles.
Bien podría servir de portada de disco este cuadro de Dalí en el que vemos de nuevo a sus elefantes de patas larguísimas (recordemos sus otros elefantes de 1937).
Es un cuadro inusual en el pintor, ya que no vemos múltiples figuras, objetos y detalles. Sólo a estos dos paquidermos caminando por un paisaje desértico al atardecer, con algunas colinas, dos estatuas-maniquís al estilo de Chirico y una especie de templo al fondo.
Dejando de lado las evidentes connotaciones fálicas de estos mamíferos, los elefantes son un símbolo claro de fortaleza, de solidez, pero Dalí le da la vuelta a este concepto y los convierte en seres frágiles con patas de araña, que soportan el enorme peso de los animales.
Además, portan en sus espaldas unos obeliscos gigantes, inspirándose claramente en una estatua de Bernini en Roma (Plaza de la Minerva). De hecho, junto a sus firma en la parte superior del lienzo, Dalí escribre «Roma 1948», dándonos pistas sobre de dónde proceden sus fuentes.
El artista declaró en esa época: «Estoy pintando cuadros que me hacen morir de alegría, estoy creando con una absoluta naturalidad, sin la menor preocupación estética, estoy haciendo cosas que me inspiran una emoción profunda y estoy tratando de pintarlos honestamente.»