Ciudad de la laguna
"El color y yo somos una sola cosa".
Las ciudades pintadas por Paul Klee, (aquí tenemos otro excelente ejemplo) se sitúan en un lugar personalísimo entre lo abstracto, lo geométrico, lo arquitectónico, lo topográfico, lo caleidoscópico… Un particular estilo que no solo destaca por su originalidad, sino que demuestra una gran comprensión sobre cómo funcionan el color y las formas en el arte (después de todo, Klee había sido profesor de composición en el taller de tejidos de la Bauhaus).
Esta obra bien podría ser un edredón o una alfombra bastante decente.
Para Klee, las formas elementales eran el origen de todo, de ellas venían las demás y uno de los objetivos del arte debía ser trabajar con esas formas, darles el protagonismo que en realidad tenían. De ahí esta unión de líneas dominadas por la horizontalidad que recuerdan al skyline de una ciudad.
Además aquí Klee se adelantó unos años al Tetris con estas formas geométricas a modo de mosaico de colores, pero no son líneas rectas y formas perfectas. Es sabido que una de las cosas que no era este artista era esclavo de la línea recta y la regularidad, más bien buscaba un poco la deformación de estas formas, la imperfección que al fin y al cabo las humaniza. Recordemos que Klee era un expresionista.