La noche de Walpurgis
Larga noche de piedra.
Durante el ascenso de los putos nazis en los años treinta, Klee se convirtió en el objetivo más visible de su campaña contra el arte degenerado.
En la típica campaña de intimidación nacionalsocialista, unos años antes Klee había sido depuesto como profesor en la Bauhaus, sus obras fueron confiscadas, destruidas (o vendidas de estraperlo, no es casualidad que esta apareciera en Nueva York), y el pintor se tuvo que largar por patas a Suiza para no acabar en uno de los resorts vacacionales que estaban construyendo los alemanes para albergar a los enemigos de la patria.
En un triste cantón suizo el artista caería enfermo y moriría poco después.
Una de las pocas obras que creó en la época este artista (que tan prolífico había sido) es esta Noche de Walpurgis, una clara analogía de su larga noche suiza en el exilio.
Walpurgis es la noche que marca la transición del invierno a la primavera, y según la tradición popular, las brujas se reunían para realizar rituales. Klee, muy interesado por el folklore (y todo tipo de cultura pasada, presente y futura), decidió que ese podía ser un tema perfecto para hablarnos de nazis, brujas, suizos, y sobre todo de color.
Aquí solo hay un tono, ese azul sobre fondo oscuro del que surgen figuras fantasmagóricas.