Cupido y Psique
Un amor que consume.
Una de las cosas más interesantes de los mitos es que buscan sentir y explicar la realidad en la que vivimos a través de diversas personas, alegorías y situaciones. Aunque arraigados al pasado, hay algo único en ellos que nos recuerda que seguimos atados a las mismas pasiones: amor, celos, compasión y más emociones que no se limitan con el paso del tiempo.
El mito de Eros y Psique no es diferente.
Seguramente ya conocen a Eros, la representación del amor que, si bien compasivo y sobrecogedor, también puede ser destructivo. Y Psique, que se asocia con la vida y el alma misma, pero que se destacaba sobre todo por su belleza, causando celos a Afrodita.
Cansada de que Psique fuera adorada en su lugar, Afrodita mandó a su hijo Eros a que intercediera para que se enamorara del hombre más horrendo que existiera. Como se pueden imaginar, poco saldría como lo planeado y Eros terminaría perdidamente enamorado de Psique.
Aunque este mito tiene muchas capas, me gustaría enfocarme en la forma en la que Munch captura al mismo. A partir de sus notables pinceladas y combinaciones de color, retrata al amor no como algo tierno o inocente, sino como algo que te consume y que es dificil de controlar. Un amor que va más allá de lo físico, como algo que despierta (y hace delirar) al alma.
De-lirar proviene de «salir del camino trazado» y quizás solo sea eso lo que queremos en un amor: un desvío inesperado que permita una conexión espiritual profunda.
Poco se habla de que Munch también era un escritor apasionado, y en su compilación Cuadernos del Alma hay un fragmento que, a mi parecer, no puede explicar esta obra mejor:
Los destinos humanos son como planetas
Como una estrella que emerge de la oscuridad y encuentra otra estrella, brilla por un segundo antes de desaparecer de nuevo en la oscuridad.
Así: así el hombre y la mujer se encuentran, se deslizan uno hacia otro, iluminados por las llamas del amor para luego desaparecer, por caminos distintos; sólo unos pocos se encuentran en una única y gran llamarada, en la que acaban uniéndose plenamente.
Eros y Psique uniéndose en una gran llamarada, víctimas del mejor delirio que existe: el amor.