De fiesta con Tamara

Tamara de Lempicka retrata a dos elegantes fiesteros de los años 20 (los de hace un siglo, no los de ahora). Parece que se van a celebrar el año nuevo vestidos con sus mejores galas. La metrópolis los espera al fondo.

Hace cien años parece que era una época más elegante: mejor moda, mejor música, mejor arte… Lo cierto es que fueron años extremadamente especiales, años de breve florecimiento artístico, científico y económico tras una brutal pandemia, entre dos sangrientas guerras. Surgieron y se probaron nuevas ideologías tan fascinantes como terribles, se inventaron nuevos electrodomésticos, se construyeron enormes rascacielos, se hicieron extraordinarias películas en Hollywood y nacieron increíbles movimientos artísticos.

El art-decó parecía la corriente perfecta para el espíritu de esos tiempos: Un poco de champán (aunque en USA estaba prohibido), buen jazz o tango o charleston sonando y esa maravillosa estética casaban a la perfección en un mundo en decadencia, en una Babilonia moderna donde el clasicismo y la vanguardia se dan la mano. Y Tamara fue sin duda una de las artistas que mejor supo transmitir todo eso.

Aquí vemos los retratos de dos de sus modelos recurrentes: por un lado Louise Boucard, también conocida como Lou-Lou, esposa del médico Pierre Boucard, que fue el descubridor de los probióticos, y por tanto millonario, playboy y mecenas de Tamara. Lou-Lou viste un lujoso vestido de seda plateado y un abrigo rojizo con algo de piel. Joyas no le faltan. Elegante y clásica como una estatua griega, y no por ello menos moderna.

En el otro retrato está el primer marido de Tamara, el polaco Thadeus Lempicki, del que la artista se separaría poco después de pintarlo. Quizás por eso no tenga anillo de boda en su mano (inacabada). Thadeus viste un amplio abrigo, un pañuelo blanco de un maniquí atado a su cuello y sombrero de copa.

Sin duda, dos elegantes habitantes de los años 20 vestidos de gala, dispuestos a comerse la noche, el año y si hace falta la década entera.