Desnudo en un claro
Comunión con la naturaleza.
Paul Ranson, miembro clave del grupo de simbolistas conocidos como los Nabis («profetas» en hebreo), crea un cuadro muy sintético que representa a una figura femenina tumbada desnuda en un claro del bosque. No queda claro si es una temática mitológica, erótica o puramente decorativa… las interpretaciones son variadas, pero es evidente la comunión que existe entre esta mujer y la naturaleza que la rodea, hasta el punto de casi confundirse con sus formas orgánicas, ondulantes, curvadas y en retorcimiento. Desnudo y paisaje no pueden ser menos realistas y más sintéticos.
Ranson, como siempre, hace uso de su estilo decorativo y simbólico: formas planas, contornos marcados y ni pizca de realismo (ni falta que hace), como predicaba el gurú del grupo, Paul Gauguin y como parecía sugerir todo ese loquísimo y genial arte japonés que a finales del XIX era pura vanguardia para estos tipos hartos de academicismo.
A Ranson le gustaba que se vieran claramente los contornos de los elementos representados. Después de todo, no era sólo pintor, también creó algunas vidrieras, que se caracterizan por definir las siluetas (Cloisonnisme, le llamaban a este estilo de moda entre los modernos).
Con ese estilo, esas formas y esos colores no hay duda de que se crea una atmósfera de fantasía, perfecta para una escena bucólica como esta.