Desnudo en sofá rojo
Mujer rotunda en la intimidad.
La increíble pintora Suzanne Valadon (nacida Marie-Clémentine Valade, pero apodada Suzanne por hallarse siempre rodeada de viejos) vuelve a demostrar lo endemoniadamente buena que era con otro de sus desnudos femeninos. Valadon nos muestra a otra de sus mujeres rotundas en la intimidad, en este caso tirada en su sofá rojo, sin miedo a mostrar ni un pelo moreno de su anatomía.
La artista había sido de todo: modista, obrera, funeraria, camarera, acróbata… Al final, el estar rodeada de artistas —fue modelo de importantes pintores— se le debió contagiar y su siguiente aventura fue la pintura.
Por supuesto, su condición de mujer no le impidió ir a los antros de mala reputación de Montmarte con sus colegas y enrollarse con quien le apetecía cuando le apetecía. La moral burguesa del siglo XIX, quizás la más perniciosa para la mujer de la historia, sencillamente le resbalaba. Valadon era libre. Entre sus romances hay numerosos impresionistas, y Suzanne fue el único amor conocido del músico Erik Satie, que acabó con el corazón destrozado. Valadon se casó dos veces, la segunda con el jovencito pintor André Utter, amigo de su hijo.
La artista era extravagante: siempre llevaba consigo un manojo de zanahorias, no sabemos bien porqué, y tenía en su estudio una cabra para que se comiera sus malos dibujos. Rodeada de gatos, la Valadon los alimentaba todos los viernes con el mejor caviar.
La obra de Suzanne es magnífica, como podéis ver. Destaca su dominio de las composiciones y lo vibrante de sus coloridos.
Al final de sus días murió feliz, rodeada de amigos y familia, y libre, tal y como vivió cada minuto de su vida.