
Retrato de familia
Familia feliz.
Suzanne Valadon se autorretrata con su familia, incluida su madre, su marido André Utter y su hijo Maurice Utrillo. Nótese que el hijo y el marido son bastante jóvenes, ¡y es que casi tienen la misma edad! Suzanne se casó con el amigo de su hijo. Ella tenía 44 años y André 23.
A falta de un padre reconocido, Miquel Utrillo, un follamigo de Valadon, le cedió el nombre a Maurice y tras una juventud de excesos, este se convertiría en pintor, la quintaesencia de pintor de Montmartre: maldito, bohemio y no vendía un puto cuadro.
Esta familia sería conocida en París como «la Trinidad maldita» por su modo de vida, digamos atípico.
Suzanne Valadon, radicalmente libre, era extravagante: siempre llevaba consigo un manojo de zanahorias, no sabemos bien porqué, y tenía en su estudio una cabra para que se comiera sus malos dibujos. Rodeada de gatos, la Valadon los alimentaba todos los viernes con el mejor caviar.
En este retrato familiar la vemos a ella, orgullosa de su familia, como diciendo: aquí estoy yo, señora. Si no le gusta, cambie de canal.
Su señora madre, arrugada de tanto trabajar (una lavandera viuda, trabajo más duro no lo había en París) y los dos hombres de su vida, el apuesto Utter y Maurice, un poco alicaído, quizás por sus problemas con el alcohol y la precaria salud mental.