Desnudo con alcatraces
El mexicano pinta un desnudo ante un exuberante ramo de flores.
Diego Rivera pinta a una mujer desnuda de espaldas y arrodillada ante unas flores.
Su piel es color bronce y tiene el cabello negro recogido sobre la cabeza (evidentemente es de tipo indígena), y abraza un ramo de Zantedeschia aethiopica, también conocidos como calas o alcatraces de color blanco.
La modelo (que posaría para otras pinturas de Rivera), es Nieves Orozco Soberanes, y damos por supuesto el pintor tuvo relaciones con ella, aunque quizás no en el momento de pintar este cuadro, ya que según parece, ella estaba embarazada (aún así pasó horas y horas posando en la postura que vemos arriba).
De todas formas Nieves se prestó de buena gana a posar para ese carismático elefante que transmitía un brutal magnetismo hacia las mujeres.
Es algo que escapa a nuestro entendimiento… ¿Cómo hacía ese hombre tan feo (y que además rara vez se lavaba) para enamorar a tantísimas mujeres…? ¿Cómo aguantó tanto Frida Khalo esa relación plagada de infidelidades…?
La respuesta, probablemente, es que a pesar de sus fantasmadas, Rivera era un enorme artista (en todos los sentidos de la palabra), que no solo pintaba muy bien, sino que además quiso darle a Mexico la identidad robada desde la llegada de los españoles.
Su pasión, que tan bien transmitía en lienzos y murales, se podía percibir igual de bien en cualquier cantina mexicana, tanto en lo que respecta a la política como al amor, entre dulces palabras y tragos de tequila.
Esta obra es una de tantas en las que Rivera representa esta flor, muy ligada a la naturaleza, a la cultura indígena y al México ancestral que el pintor siempre intentó resucitar en sus obras.
Es como si la figura femenina que vemos en el cuadro quisiera abrazar toda esa vida acumulada en una cesta.