Guerrero indio
Un Guerrero azteca se venga de un conquistador español.
Un aguerrido guerrero azteca vestido de jaguar hunde sin piedad su navaja de pedernal en la garganta de un conquistador español. Ni la armadura ni la poderosa espada de acero español rota en el suelo -símbolos de la supuesta superioridad europea- pueden hacer nada contra la bravura del primitivo pueblo mexicano.
Por supuesto, aquí Rivera hace una clara analogía entre el pasado y el presente, trasladando esa bravura de su pueblo a su actualidad y la reciente Revolución Mexicana (a saber lo que opinaría hoy de cómo es tratado el pueblo Mexicano por alguno de sus vecinos…). El artista conocía a la perfección la historia de Mexico y de hecho coleccionaba diversos artículos precolombinos, tales como puñales como el que vemos en la imagen.
Un puñal el del guerrero jaguar fabricado en obsidiana que tanto servía para la caza como para la guerra, y por supuesto para destripar a cualquier malnacido español que osara profanar las sagradas tierras aztecas.
El desgraciado caballero de la armadura demuestra que además de conocimientos en arte y etnografía americana, Rivera controlaba también las tradiciones artísticas europeas. Al parecer ese dramático escorzo que presenta el conquistador recuerda los experimentos con la perspectiva lineal y los escorzos de gente como Mantegna, uno de los artistas que Rivera tenía en más estima.
La obra es, en definitiva, una representación de la lucha del pueblo mexicano contra las adversidades, pero de forma más universal es casi una metáfora de la lucha contra el poder y la injusticia en todas las naciones y periodos históricos.