Murales de la industria de Detroit
Rivera plasmó su visión de la industria desde el punto de vista obrero, y lo hizo en el corazón del capitalismo.
A mediados de 1932, Diego Rivera firmó un contrato con la DIA para decorar las paredes del patio interior del Instituto de las Artes de Detroit. Financiado por Edsel Ford (hijo del fundador la Ford Motor Company), Rivera pudo producir su obra casi como se hacía en el renacimiento: con ambiciosos frescos y poderosos mecenas.
Eran tiempos del New Deal para arreglar la crisis del 29, y los millonarios filántropos estadounidenses tampoco veían con muy malos ojos que el artista fuera abiertamente marxista (aunque Rockefeller hizo destruir otro mural en el que salía Lenin…).
Así Rivera pudo plasmar su visión de la importante industria automotriz de la ciudad desde el punto de vista obrero, pues para él los proletarios eran el verdadero motor de dicha industria. Y de paso pudo hacerlo en el corazón mismo del capitalismo.
El pintor visitó la fábrica durante meses y realizó numerosos bocetos para decidirse al final por un lenguaje realista para que sus pinturas fueran accesibles al hombre común, pero combinado con sus típicos elementos precolombinos, además del cubismo y futurismo que había aprendido en París.
Del futurismo tomó esa exaltación del movimiento y de la máquina, y por supuesto la temática: el mundo industrial era digno de ser presentado como tema del arte del siglo XX.
Ya se conocía el interés de Diego Rivera por la tecnología. Para el artista, el progreso de la humanidad se debe a la ciencia. Juntos, obreros de diferentes razas contribuyen con su fuerza de trabajo para crear mundo mejor. Como vemos, todo se basa en la producción del coche, dejando de lado su mercantilización (Recomendamos ampliar las imágenes de arriba).
Rivera realizó estos 27 paneles en tan solo 9 meses y al final sería bastante criticado (un comunista trabajando para la élite burguesa…), pero para él, el fin justificaba los medios, y así además podía ganar un dinerillo y visitar un país que lo fascinaba.