El fin del mundo
¡Si solo saliera el sol esta noche!
Basado en su Imperio de las luces, donde no sabemos bien si es de día o es de noche, Magritte creó este cuadro de un señor con sombrero de hongo (un clásico en su iconografía) ubicado en la penumbra junto a esa casa rodeada de árboles. Como siempre en la obra de este fascinante autor, no sabemos muy bien qué nos quiere contar. Incluso nos confunde más aún con títulos de una evocadora ambigüedad poética. Como siempre, el misterio y la maravilla son los verdaderos protagonistas de la obra.
El cuadro apenas tiene dos colores —eso sí, con miles de matices— de una simplicidad sorprendente. En la casa vemos las luces encendidas del mismo tono que el cielo crepuscular, con colores cálidos, y el resto es todo oscuro. El hombre de sombrero se confunde con los árboles y la arquitectura rectilínea de la casa, como unas sombras chinas que quizás estén tapando el atardecer o el amanecer.
No sabemos si este hombre vigila la casa o le da la espalda, si nos mira a nosotros, el mundo real. No sabemos si va o viene. No sabemos si el fin del mundo está llegando o acaba de empezar. Sabemos que hay luz y sombra, y con esos dos conceptos tan amplios se puede llegar a componer, y descomponer, todo un mundo.