El gran bañista
Un tipo del montón en gayumbos.
El padre del arte moderno creó esta obra mítica que tanto influyó a artistas como Matisse o Picasso, admiradores confesos de Cézanne. («Fue mi único maestro», declaró una vez Pablito después de la retrospectiva póstuma de Cézanne en el Salón de Otoño de 1907).
El pintor pintó un bañista masculino que no tiene nada de atleta heroico ni de desnudo clásico. Es más bien un tipo del montón en gayumbos, no precisamente musculado ni «bello», aunque claro… eso es bastante relativo.
Lo que sí está claro es que para una pintura del XIX no es nada «correcta». Parece hecha de manera torpe y tosca, y además la figura tiene deliberadas deformaciones en su anatomía. Por no mencionar ese paisaje de fondo impreciso y confuso, semi-abstracto….
Pero claro, visto ahora un siglo y medio después, y sabiendo la influencia de esta obra, estamos simple y llanamente ante una obra maestra que demuestra sobre todo que Cézanne sí sabía pintar. Lo que pasa es que se adelantó un poco al resto. Creó nuevas formas de pintar, que resultaron ser las que se usaron en el siglo XX.
El postimpresionista elige una paleta atípica que adoptarían poco después los cubistas, al igual que esas pinceladas con un estilo facetado que forman una compleja y sofisticada red de manchas y capas de pigmento hasta ahora inédita. Y resulta que la relación entre figura y fondo es aparentemente plana, pero esa asombrosa permeabilidad crea espacios hasta entonces inexplorados en arte.