Entender a Mondrian: Naturaleza muerta con tarro de jengibre.
Observemos la evolución del artista para entender su revolucionaria obra.
Mondrian… Todo el mundo habla de él y su genialidad, pero sinceramente… no le ves el sentido a todos esos cuadrados.
No lo entiendes y por lo tanto no te gusta. Y desde luego, nadie te lo explica.
El pretencioso mundo del arte y su pomposo lenguaje… Suele ser más incomprensible el texto explicativo con sus términos crípticos y sus frases impenetrables que la obra en sí.
Confundidos (y humillados) cientos de miles de potenciales aficionados al arte huyen de ese mundo de pedantes relamidos.
¡Es arte abstracto!
Pues para empezar hay que decirlo: Mondrian es arte abstracto. Es decir, que el artista elimina todo detalle y apariencia de realidad para llegar a una verdad universal. Se trata de ver y sentir.
Es decir, que no hay mucho que explicar.
Y es precisamente el artista abstracto el que peor explica su obra. Después de todo, su punto fuerte es la comunicación visual, y cuando abre la bocaza, un artista la suele cagar con vagas metáforas, frases subordinadas, yuxtaposiciones y sesquipedalismos…
Ya lo dijo Chesterton: “no importa lo que digas, mientras lo digas con palabras largas y cara larga”.
El peor de todos estos “charlatanes” fue Mondrian, aunque en su defensa hay que decir que estaba intentando explicar algo absolutamente nuevo y desconocido. Había reducido el arte a su mínima esencia: líneas y colores en su forma más pura.
Mondrian creía que no había porqué copiar la realidad. El arte formaba parte de ella, como el lenguaje o la música. Simplemente se puso a pintar de forma equilibrada, con líneas verticales y horizontales, contrarias unas a la otras, en polos opuestos, pero que al cruzarse forman cuadrados y rectángulos. Y después metió color en ellos de forma que ninguno destacase sobre otro.
Armonía e igualdad: un nuevo estilo casi utópico si se llevaba a lo social (como llegó a pretender en esa sociedad de entreguerras que vivía en paz).
Evolución
¿Pero, de donde vino todo eso…? Pues de su visita al estudio de Picasso en París en 1912. El holandés pintaba paisajes de manera fauvista pero al conocer la obra de Braque y Picasso algo se revolucionó en su interior. Empezó a pintar bajo el influjo cubista, simplificándolo todo, eliminando la profundidad espacial e incluso adoptando los tonos ocres y grises que usaban los dos pintores (ver imagen A).
Poco a poco, en cuestión de semanas, Mondrian va avanzando en su camino hacia la abstracción (ver imagen B). La paleta se mantiene (seguramente el pintor usó los mismos tubos para ambos cuadros), pero el bodegón empieza a estilizarse visiblemente y se multiplican las líneas, predominando horizontales y verticales. Se suprime todo detalle. Es la misma naturaleza muerta, pero contada de otra forma.
Al final (ver imagen C) el tema sigue siendo el bodegón (o eso creemos), pero mucho más abstracto de lo que podría hacer un cubista. Todo se fragmenta en cachitos y desaparecen las diagonales. Todo son horizontales y verticales que al cruzarse forman cuadrados y rectángulos. En cada uno de ellos, el artista colorea con la paleta anterior (bien sabe un pintor que hay que aprovechar al máximo los tubos) y nace así su estilo, que después simplificará todavía más suprimiendo absolutamente todo rastro de referentes visuales concretos.
Junto a Kandinsky y Malevich, este tipo creó la representación del “nada en concreto”. Y esa nada es real, probablemente más real que la naturaleza.