Novilla en blanco y negro
Bastante ganado.
Antes de volverse uno de los artistas más abstractos de su tiempo, Piet Mondrian era todo un figurativo, al que le encantaba representar árboles, molinos y demás elementos del paisaje de su Holanda natal. O como en este caso, una cría de vaca de manchas blancas y negras. Curioso que con el tiempo estas manchas orgánicas del pelaje del animal se convirtieran en espacios geométricos de color primario puro, que es como todo el mundo recuerda a Mondrian hoy en día.
Hace años ya nos habíamos un currado un texto sobre la interesante evolución de figurativo a abstracto de Mondrian, y es que el artista rápidamente se dio cuenta de que no había porqué copiar la realidad. El arte formaba parte de ella, como el lenguaje o la música. Desde su visita al estudio de Picasso en París en 1912, el holandés empezó a simplificarlo todo, pero mucho antes —como es el ejemplo de esta vaca— las vanguardias aún no habían revolucionado el mundo del arte y el pintor todavía estaba buscando su estilo.
Con apenas unas pinceladas, Mondrian compone a este simpático cuadrúpedo y el fondo apenas lo deja trabajado. Se ve que algo dentro de su interior lo estaba encaminando a la abstracción radical que alcanzaría años después.