Piet Mondrian
Países Bajos, 1872–1944
Piet Mondrian, el «pintor de los cuadraditos» fue un artista holandés que creó su obra en torno a la revista De Stijl, principal órgano de difusión neoplasticista.
Para tipos como Mondrian, el arte debía ser representado a través de líneas rectas y colores puros. Cada uno tiene su opinión.
En caso de Mondrian, esto se debía a que lo rectilíneo y lo cromáticamente puro era un símbolo de la expresión del orden cósmico.
Esto está vinculado a las teorías teosóficas que estaban de moda en la Europa de la belle epoque y que a la larga no es más que un intento de abstracción diferente al de Kandinsky. Mucho más ordenado, más matemático… y más frío.
Se formó como maestro de dibujo de educación obligatoria y a finales de siglo en Amsterdam se empezó a relacionar con los innovadores grupos artísticos del momento. Ahí pinta sus primeras obras, a años luz de lo que vendría después: paisajes serenos, grises, tierras, tonos oscuros…
Pero en 1912 se traslada a París, donde conoció a gente como Leger o Braque que le descubren el nuevo y loco arte del siglo XX. Al principio se hizo cubista como ellos, pero poco a poco se fue interesando más por la abstracción.
La Gran Guerra llegó y el artista regresó a los Países Bajos, donde conoció a los que serían sus compañeros de movimiento, Bart van der Leck y Theo van Doesburg. Con ellos y otros más (arquitectos, diseñadores…) funda la revista De Stijl.
Con ella este grupo de artistas querían representar las verdades absolutas del universo. A partir de ese mismo momento, Mondrian se expresaría sólo a través de planos de colores primarios y líneas rectas.
Al final Van Doesburg acabaría usando diagonales, aburrido de tanta línea monótona, y un ofendido Mondrian se separaría definitivamente del grupo por semejante sacrilegio.
Tras esto viajaría, exportando su visión artística: Londres, Nueva York… Ahí perdería la rigidez anterior y ganaría ritmo. Quizás fue el jazz, quizás lo cosmopolita de la Gran Manzana… Quien sabe.