Epitalamio
Klimt, una de sus principales influencias.
A principios del siglo XX, la obra de Néstor se acerca en gran medida al prerrafaelismo británico, el cual fue fundamental en su producción artística.
En 1909, Néstor nos trae una de las obras más características e icónicas de su producción. En ella, se representa a cuatro personajes de los cuales solo podemos ver a tres de ellos el rostro. En primer lugar, los dos personajes que se encuentran a la izquierda son un autorretrato del autor, representándose a sí mismo como novio y novia en una visión narcisista aunque con algunos cambios: se presentan esbeltos, a la misma altura, él se muestra vestido de oscuro con una capa y a ella con un vestido verde llamativo y elegante. El pelo de esta última personaje está recogido con un gran nivel de detalle.
A la derecha, se encuentran tres personajes por cuyas posiciones podría recordar a la representación de Las Tres Gracias, sosteniendo una inmensa cantidad de frutas. Estas frutas se podrían entender como un regalo por la boda de los protagonistas principales. La escena de los cuatro personajes se encuentra enmarcada por una arquitectura clásica.
La paleta de colores usada recuerda a Gustav Klimt. Debemos tener en cuenta que Néstor fue el primer artista canario en viajar a Europa y relacionarse con los artistas de vanguardia, por tanto, esto iba a ser una causa directa del cambio en su paleta.
Las bodas del príncipe Néstor es una obra aparentemente sencilla pero con mucho significado en su interior. El pintor hace un reflejo de las ideas y conceptos que se gestaron en su tiempo, con una determinada estética que traslada a su obra. Tal vez, es por esta misma razón que se asocia perfectamente con los movimientos simbolistas y modernistas. Esta obra es el ejemplo perfecto de esto.