Esfera de color y círculo
Símbolo del todo, lo eterno, lo cerrado, lo perfecto...
¿Qué es un círculo? La perfección, dirían algunos. La eternidad, sin principio ni fin. Lo sagrado… En la historia del arte los santos llevan una forma circular sobre sus cabezas. El mismísimo Dios, al parecer es ese cuyo centro se encuentra en todas partes y cuya circunferencia se encuentra en ninguna.
Un círculo es lo cerrado, lo infranqueable. Protege. Cada punto de su circunferencia es igual, sin distinción ni división. Es también la unión.
El cosmos funciona en círculos. Los cielos e infiernos de Dante, la mesa del rey Arturo… Es un símbolo universal presente en todas las culturas y civilizaciones.
Esta figura hipnotizó también, por supuesto, a los jóvenes artistas de la Revolución Rusa, entre ellos Alexander Rodchenko que inspirado en otro fan de los círculos, Malevich, decidió pintar una serie de obras basadas en esta figura geométrica perfecta.
Esta geometría mágica permite configurar un lugar o un espacio interior sin alterarlo y eso voló la cabeza de un Rodchenko de 27 años, inspirado por una nueva sociedad perfecta que exigía un arte perfecto. Perfecto como un círculo.
Aquí vemos, cubierto de amarillo, al sol, el círculo más básico que observó el ser humano cuando apenas era un mono. Un círculo rojo puede aludir quizás a la luna (al fondo negro me remito), el otro gran círculo del cosmos. Los dos dialogan de forma maravillosa y nos hacen pensar en que quizás si existe la armonía.