La muerte de la pintura
El artista reduce la pintura a su conclusión lógica y afirma: "se acabó".
En septiembre de 1921, cinco artistas constructivistas, Rodchenko, Stepanova, Aleksandra Ekster, Liubov Popova y Aleksandr Vesnin, contribuyeron con cinco trabajos a una exposición en Moscú titulada 5 x 5 = 25.
Era un escaparate para mostrar el arte que se estaba creando en la recién nacida utopía soviética, y se respiraba en esos años una atmósfera de experimentación, libertad artística y apoyo político por parte de las más altas esferas.
Rodchenko exhibió un tríptico llamado Color rojo puro, color azul puro y color amarillo puro, con el título colectivo de “la muerte de la pintura” (también traducible como “La última pintura”).
Cada lienzo era monocromo estaba cubierto de uno de los colores y el autor diría “Reduje la pintura a su conclusión lógica y exhibí tres lienzos: rojo, azul y amarillo. Yo afirmé: se acabó.”
Estamos ante uno de los primeros ejemplos de pintura monocroma (después desarrollada mucho por el arte conceptual) y de hecho, es bastante conceptual la cosa, pues destilando estos tres colores primarios se pueden hacer todos los demás.
Rodchenko llevó la investigación formal a su fin lógico. A los ojos de este artista y sus compinches esta obra era tanto política como artística, pues pone de manifiesto -ya en su título- una renuncia a la pintura. No se podía hacer algo más simple, y a la vez complejo, y poco se podía hacer ya después de esto.
Eran tiempos de locura experimental, y la URSS fomentaba las más delirantes investigaciones. “Las circunstancias sociales actuales dictan nuevas formas de arte”, se decía por ahí. Después de haber decretado la muerte de las viejas formas, Rodchenko se embarcó en una búsqueda aventurera de otras nuevas, siendo uno de los diseñadores, fotógrafos e ideólogos más reconocibles del movimiento constructivista cuyo génesis empieza, más o menos, hace 100 años.