Estudio del Retrato del Papa Inocencio X de Velázquez
El grito que no se oye, pero se ve.
Para comprender el trabajo de Bacon, es importante saber que en sus trabajos disecciona el cuerpo humano, por ello es que, uno de los cuadros más impactantes y que más revisiones tuvo por parte del artista (alrededor de unas 50), es el Estudio del Retrato del Papa Inocencio X de Velázquez de 1650, en la cual se observa al Papa Inocencio X, en una actitud retadora y poderosa.
A diferencia de los cuadros convencionales en la representación del cuerpo humano, con Bacon se busca transmitir la belleza de la putrefacción humana (como fin necesario y no negociable con la vida).
Es por ello que encontramos, un Papa Inocencio X en una actitud totalmente distinta, es decir, con un rostro desencajado, y retratado con unos tonos oscuros que crean la atmósfera propicia para reflejar en el personaje, el tormento causado por la iglesia.
El uso de tonos en contraste (morado y amarillo, por ejemplo) da un realce al personaje, destacando las pinceladas gruesas y difuminadas del fondo, la figura realza al parecer emerger de entre la cortina sombría de pintura rústica utilizada, con principal protagonismo en su rostro y manos del Papa, por el impacto que causa a primera vista el verlo.
Como era muy habitual en la obra de Bacon, el grito no se oye, pero se ve.