Tres estudios de figuras en la cama
Asquerosa carne en descomposición.
Bacon pinta otro tríptico sobre seres humanos retorciéndose encima de una cama.
El artista pintaba trípticos desde 1944. Este formato le debía parecer adecuado para plasmar en su totalidad lo que quería decir, una definición espacial completa subdividida en tres campos físicos distintos sobre esos interiores con alfombras y bombillas y muebles (el propio artista inició su carrera como diseñador de mobiliario).
Con estos interiores habitados Bacon no escatima en lo que el ser humano tiene de materia violentamente palpitante, viva y encerrada. Fragmentos de carne ampliados con esos círculos que parecen lupas, y complementados con flechas para indicar que ahí existe movimiento. Un movimiento exagerado, con contorsiones inverosímiles aunque aterradoras en su extraño realismo.
Los cuerpos se retuercen sobre la cama, como endemoniados en una especie de febril síndrome de abstinencia, una plaga zombie que va cambiando el físico del ser humano. Una escena íntima y terrible para ilustrar el caos que nos mueve, las fuerzas que no podemos dominar pero que están ahí, reprimidas en nuestros cuerpos y sólo contenidas por una fina y frágil capa de piel.
Bacon estudió centenares de placas de rayos X para entender mejor la anatomía humana y comprender cómo somos de verdad por dentro. Pues más o menos somos así.