Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni
Orgasmo místico.
Una de las últimas esculturas del gran Bernini. El escultor tenía 71 años pero seguía igual de barroco y espectacular.
El conjunto escultórico representa a la figura de Ludovica Albertoni, una noble romana que ingresó en la vida monástica al quedarse viuda, convirtiéndose en un ejemplo de caridad con los pobres de Roma. Por supuesto, tuvo delirios místicos como el que vemos en la imagen (aunque quizás esta escena represente el momento de su muerte).
La escultura de Ludovica nos recuerda inevitablemente al Éxtasis de Santa Teresa realizado 20 años antes. Una escena en la que se unen arquitectura, escultura y pintura para crear un efecto dramático y escenográfico en todo aquel que entrara en la pequeña Capilla Altieri de la iglesia de San Francesco a Ripa.
Las pequeñas dimensiones de la capilla hicieron que Bernini sacara su genio para crear espacio donde no lo había.
Ludovica está creada en mármol y el artista colocó dos ventanas semi-ocultas para que la luz incidiera en la blancura de la piedra para darle un efecto casi sobrenatural con el contraste de las penumbras de la capilla.
En pleno éxtasis místico, Ludovica parece volar de su colchón. Sus ropas se pliegan y su rostro expresa algo así como un orgasmo místico.
Al entrar en contacto con Dios, la beata inclina su cabeza hacia atrás, pone una mano en el pecho, cierra sus ojos y abre un poco la boca. Está en pleno éxtasis.
Unos putti (esos pequeños angelitos que son solo cabeza y alas) sobrevuelan la escena dandole la bienvenida a la santa a la tierra de los placeres divinos.