Federico Montefeltro y Battista Sforza
El retratado exigió a Piero salir por su perfil bueno.
Esta pareja lleva mirándose durante siglos.
Son Federico de Montefeltro, duque de Urbino, y su señora Battista Sforza, unos mecenas que hicieron del pequeño ducado de Urbino un referente cultural en toda Italia. El país todavía era un conjunto de ciudades-estado y todas competían en lo militar, lo diplomático y por supuesto, lo cultural.
Federico por ejemplo tenía bajo su protección al talentoso Piero della Francesca, que retrató al condottiere y a su segunda esposa en uno de los dípticos más famosos de la historia del arte.
Poner a alguien de perfil, como pasa en las monedas, era símbolo de poder, pero Federico quiso también que el pintor lo retratara por “su lado bueno”. Si viésemos el otro perfil, comprobaríamos como el duque de Urbino, debido a sucesivas peleas, torneos y batallas, había perdido un ojo y contaba con una tremenda cicatriz que le deformaba el rostro.
Aún así, Piero no pudo hacer nada con esa nariz partida.
La esposa, Battista Sforza, tiene la frente depilada (no hagáis burla… Eran modas de la época. O si no ya veréis vuestras fotos actuales dentro de 20 años…) y se cree que es un retrato póstumo, ya que se sabe que había muerto poco antes, a los 26 años.
Al fondo, vemos Urbino como un paisaje idealizado y en perspectiva, que era uno de los puntos fuertes del pintor renacentista.