Gabriela Mistral
Retrato de la poeta.
Gabriela Mistral ha sido la única latinoamericana galardonada con el premio Nobel de Literatura en 1945. Su obra, al igual que la de Roser Bru, se conecta con lo más íntimo de rol social, familiar y político de la mujer de su época. Mientras Roser Bru destacará el rol femenino en las artes, la Mistral lo hará esencialmente en la educación. En ambas hay trazos de vida común: el destierro social o político, las guerras de las que fueron testigos directas, el avance de las conquistas de las mujeres del siglo XX. Las dos vivieron lejos de su tierra natal, pero con una vinculación discreta pero estrecha.
En esta obra Roser Bru sitúa a Gabriela Mistral a través de diferentes registros y en distintas perspectivas: la imagen impresa, el retrato fotocopiado, la imagen pintada. De perfil y de frente. De joven y de mayor. En toda su amplia significación.
En la obra de Roser Bru es recurrente la forma de díptico. Lo ensayó con Kafka, las Meninas, Miguel Hernández, Rimbaud, entre otros. En esta pieza aparece nítida la tensión entre la Mistral adulta y la joven. Entre la promesa y la consolidación. La reflexión nos sitúa a pensar a la artista en su etapa inicial, abrazándola con la confianza y el respeto de una admiración futura. Nos inquiere y demanda protección por el artista emergente, por su obra primigenia y su persistencia en la memoria colectiva de ser quien será.