Gaea
La huella del acto creativo.
Según la artista, su forma de pintar era similar a combatir con el cuadro. La energía creativa surgida del instinto y el gesto espontáneo eran los medios con los que Krasner se implicaba en su arte, logrando crear obras de una expresión tremendamente personal.
Esos eran los principios del Expresionismo Abstracto, tendencia artística que dominó el panorama artístico de Estados Unidos a mediados del siglo XX y del cual Krasner es fundadora: crear una pintura expresiva, cuyo fin no era la abstracción, sino el propio acto de pintar. La abstracción era consecuencia del trazo instintivo y espontáneo que el artista plasmaba sobre el lienzo, y ese resultado es el que vemos en Gaea. El cuadro no es más que su visualidad: lienzo y pigmento, tiempo suspendido que cuelga de un museo como huella del acto creativo que un día una artista decidió llevar a cabo contra él.
Decía Krasner que ella no podía dejar de atacar a la obra simplemente porque tuviese, de pronto, una apariencia bella; su fin no era ese, sino el de insuflarle vida al lienzo, hacerlo respirar. Y el modo que tenía de hacerlo era implicándose ella misma físicamente en la pintura: Gaea, título inspirado en la diosa griega de la Tierra, es una exaltación de la mancha, el gesto, el empaste y la inmediatez. Y nada más.
Es un rechazo absoluto de la imitación de la realidad en favor de una expresión absolutamente individual. Este fue uno de los principios del Expresionismo Abstracto que llevó al crítico de arte Clement Greenberg, en el contexto americano de la Guerra Fría, a asimilarlo con la forma más alta de representación artística de la democracia occidental. Con Krasner vemos que el arte ya no pinta el exterior, sino lo interior.
Y ya que su pintura fue eso, nada más que la expresión abstracta de su individualidad más pura, debiéramos abstenernos de analizar su obra bajo el filtro de su experiencia como mujer o como esposa de Pollock. Porque Gaea no es un grito de liberación de un matrimonio que la mantuvo en la sombra durante décadas, sino una muestra más del talento de una artista a la que, tras su muerte, hemos aprendido a valorar por sí misma.